Es imposible no pensar en Colombia cuando viajamos por sus carreteras y vías, no solo por los fantásticos paisajes y climas, sino también por los cambios, la mejora de la infraestructura y, por supuesto, por el despilfarro y la corrupción que en muchos casos es bastante evidente.
Pero si queremos una carretera que sea el reflejo de todo lo malo que tenemos es la vía Bogotá- Girardot; empezando por el tiempo de recorrido, que, aunque cada año estas ciudades deberían estar mejor conectadas, pasa todo lo contrario, el tiempo aumenta mes a mes.
Empecemos con la salida de Bogotá por la autopista del sur, colapsada como todas las salidas de la ciudad, acá se ve el desgobierno, la falta de criterio de la administración para emprender soluciones, pero sobre todo la total carencia de civismo y de policías de tránsito imponiendo el orden y ayudando en la movilidad. De ahí, llegamos a Soacha, aunque baja el tráfico, hay mucha obra en la vía inconclusa, no se ve personal trabajando, pero además ponen ciclorruta en la autopista, quitando un carril absolutamente necesario, algo un poco irracional.
Pasando la vía que conduce a Sibaté entramos al ejemplo más claro de corrupción y desgobierno, la concesión de la doble calzada de esta vía fue mal entregada, las obras se demoraron mucho más de la cuenta y quedaron pésimamente hechas, sin bermas ni desagües que terminaron en que hoy en día están prácticamente volviéndola a hacer. Haya o no licitación en Colombia, sigue habiendo mucho amiguismo y otras cosas non santas en la adjudicación de obras; este es un mal que debemos erradicar.
El concesionario actual, que no es el mismo que empezó la obra original ni el que la terminó, se había comprometido a organizar la vía para fin de año para ayudar a la movilidad, nada de eso pasó, dicen mentiras y a nadie le importa, muchos tramos con una sola calzada totalmente insuficiente para el tráfico, de hecho, un sector en la circunvalar de Fusa estaba en recebo, de Ripley que la supuesta vía más importante del país esté en estas condiciones.
La alcaldesa de Bogotá y el gobernador de Cundinamarca se empeñaron en sacar la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca en el Congreso, les entran recursos, pero en la realidad es inoperante, mientras los habitantes se demoren dos horas en entrar y salir de la capital, no hay futuro. Espero que los municipios del departamento piensen bien, si vale la pena unirse a esa iniciativa, terminarán perdiendo la poca independencia que les queda.
Aunque ya existen algo de tramos de la vía relativamente bien, en su gran mayoría sigue en obra, pareciera mala planeación, ¿por qué no organizaron la obra por áreas de manera que la movilidad mejore, al hacer todo al tiempo la vía parece que hubiera sido impactada por un misil ruso en la guerra con Chechenia’
Además de los problemas de movilidad y de la obra mal ejecutada, se suma la falta total de señalización y de ayuda, bien sea por personal de la obra o policía de carreteras que, por cierto, había muy pocos y estaban más haciendo su diciembre que ayudando a los viajeros. Todavía no entiendo para qué existe una Secretaría de Transporte y Movilidad que ha sido incapaz de erradicar cualquier hecho de corrupción.
Después de cinco largas horas, completé el destino, de 120 kilómetros, lo que corresponde a una velocidad promedio de 24 kilómetros por hora, totalmente absurdo.
Adicionalmente, durante el trayecto se ve el abandono del hotel Chinauta Resort en ruinas, seguro mal manejado por la SAE, como el Hospital del Peñón, símbolo de la corrupción de la salud.
Dicen los vecinos y entendidos que a la obra le faltan muchos años para su culminación, quiere decir esto que los habitantes de todos estos municipios tendrán que seguir en este calvario; los habitantes de los municipios de Fusagasugá, Silvania, Arbeláez, San Bernardo, Pasca, Sibaté, Nilo, Agua de Dios, Melgar, Carmen de Apicalá, Ricaurte, Flandes, Nariño y por supuesto Girardot, entre otros, no deberían pagar los peajes si no hay vía, lo mismo para todo el transporte de carga y los viajeros al eje cafetero y todo el sur occidente del país.
Fuente : El Tiempo , Johan López